La educación puede ser cada una de estas cosas…
Es cierto que la educación es un instrumento (y de los más efectivos) al servicio de las clases opresoras. A través de las instituciones educativas, tanto estatales como privadas, estas se valen de la educación para conservar el orden vigente, para reproducir las ideas dominantes, para adaptar a los individuos al mundo tal como está, para quitarles a ellos todo contenido crítico en su pensamiento.
A este tipo de educación, el pedagogo brasileño Paulo Freire, denomina como bancaria. Para cumplir su función, la educación bancaria se basa en algunas concepciones: una asimetría entre el educador y el educando, en la cual el educador (el maestro, el profesor) posee mas conocimientos que el alumno y también una autoridad indiscutida, y por lo tanto su función es transmitirles tales conocimientos. Esto implica también una concepción del conocimiento como algo detenido, estático, ahistórico, algo concreto que una persona puede pasarle a la otra. Se concibe a la realidad no como una totalidad y un proceso vivo, sino como algo fragmentado y detenido, y así se busca ocultarla, naturalizarla, cuando todo estudio de la realidad debería tener como objetivo comprenderla para cambiarla. La educación bancaria forma parte desde las instituciones primarias hasta las universitarias, y se manifiesta desde la forma en que dicta la clase, donde el profesor habla y todos lo miran y escuchan, hasta en las formas de evaluación, que buscan que el estudiante memorice lo que el profesor le transmitió, y que no elabore ideas propias o desarrolle posiciones críticas. Son contados los casos en la escuela y la universidad en los que debemos cuestionar los textos que leemos.
Esto es porque dentro de esta concepción, el sujeto protagónico en el proceso educativo es el educador, el que enseña a los que no saben, mientras que aquellos son simplemente objetos que reciben información; son sujetos pasivos, espectadores que ven así su poder creador anulado. Esto busca crear sujetos adaptados al mundo actual, estandarizados, sin una conciencia crítica ni un pensamiento autentico desarrollado: que es al fin y al cabo lo que buscan las clases opresoras haciendo uso de la educación como instrumento de dominación.
¿Y qué es la Educación Popular?
La educación popular surge como respuesta al tipo de educación dominante, al buscar una “pedagogía que haga de la opresión y sus causas el objeto de reflexión de los oprimidos, de lo que resultara el compromiso necesario para su lucha por la liberación”. Busca que las personas puedan comprender la realidad como totalidad, comprender el lugar que ocupan en ella, su situación de opresión, para así lanzarse a la tarea de cambiar esa realidad. Busca sujetos críticos, que puedan desarrollar un pensamiento autentico, creativo.
Así como persiguen objetivos distintos, la educación popular y la educación bancaria parten de concepciones antagónicas. La educación popular se basa en que no existe la asimetría entre educador y educando; no es el profesor el que sabe más y el que tiene que depositar contenidos en las mentes de los alumnos. No es el conocimiento algo que se pueda transmitir como si fuese un objeto, ni la realidad algo estático: la educación es un proceso de búsqueda. Es verdad que el profesor y el estudiante tienen roles distintos en el proceso de educación, pero en la educación popular ambos son sujetos del proceso, ambos aprenden, y entre uno y otro realizan el camino de búsqueda del conocimiento. Así, este es creado a través del dialogo y de forma colectiva, como superación de aquello que ambos conocen. Solo así los hombres pueden desarrollarse como sujetos críticos, con pensamiento autentico y propio, que les permita entender y desnaturalizar su realidad, y así buscar transformarla.
En definitiva, lo que acabamos de expresar son dos concepciones totalmente distintas de la educación y que cumplen funciones opuestas: la educación como práctica de dominación o la educación como práctica de la libertad
La educación popular es principalmente una práctica contrahegemónica, y como tal, los que buscamos disputarle la hegemonía a las clases dominantes, debemos practicarla para así desde lo subjetivo construir y acumular poder popular para la liberación de los oprimidos.
La educación popular, liberadora, es fundamental para la creación de una alternativa popular al sistema dominante. Así como la educación en si misma no libera, sin educación liberadora no es posible construir esta alternativa. Es fundamental para que cada vez más sujetos se sumen a construirla, e ir prefigurando hoy la sociedad del mañana, a través de nuevas prácticas, nuevos valores, nuevas acciones
Dentro del trabajo social existe la posibilidad de trabajar desde la perspectiva de la educación popular, porque es la concepción que encarna esta práctica lo más difícil de “practicar”. Podríamos utilizar el término de intervenciones bancarias para muchas de las tareas que estamos llamados a realizar. Intervenciones que sólo colaboran al encubrimiento de una política social que legitima las desigualdades de un sistema y además se encarga de estigmatizar a quienes sean usuarios de las mismas. Dando por hecho que las intervenciones serán pensadas y evaluadas sin la participación del sujeto porque este, desde ya, nada tiene/puede aportar.
La tarea que nos impone cualquier práctica contrahegemonia es la de analizar las grietas que pueden abrirse dentro del sentido común, dentro de cualquier institución, nuestra tarea es descubrir esas grietas o crearlas para “colar” por ahí la mirada de una educación que es popular no porque sea para los sectores populares sino porque es CON los sectores populares con quienes se construye.
El principal ideólogo de la educación popular fue Paulo Freire. Pedagogo brasileño, nacido en 1921, sus principales obras son Pedagogía del oprimido,
En la actualidad, los movimientos mas importantes que rescatan las ideas de la educación popular son el Movimiento Sin Tierra de Brasil y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional de Chiapas, México. Ambos tienen escuelas autónomas donde llevan a la práctica las ideas de Freire.
También desde los gobiernos de Cuba, Venezuela y Bolivia el legado de la educación popular es tomado en cuenta. Con el método de alfabetización “Yo si puedo”, creado en Cuba y basado en las ideas de Freire, se logró erradicar el analfabetismo en Venezuela y Bolivia.
En Argentina hay organizaciones populares que realizan prácticas de educación popular, principalmente en instancias de educación no formal y en barrios populares. En los últimos años se destacó mucho el surgimiento y la expansión de los Bachilleratos populares.
que viva la revolución y la educación...
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