Pancho – Estudiante de Trabajo Social
¿Alguna vez te pusiste a pensar que tanto Videla como el Padre Mujica iban a misa, y que rezaban al mismo Dios? A simple vista resulta una incoherencia. Sin embargo, la única en lo único que difirieron fue en la lectura que hicieron de la religión.
La que hacía el Padre Mujica se basaba en
Este movimiento surgió a raíz del Concilio Vaticano II (1962-65), donde
A partir de aquí, se produjo un quiebre en la forma de entender a la pobreza y al pobre: lo que antes se pensaba como un problema individual,
Así surge por primera vez una propuesta radical de transformación social desde la religión. Los curas tercermundistas (así se llamó a quienes adhirieron a esta corriente de pensamiento) trabajaron la problemática de la pobreza a la par de los oprimidos. Por eso, muchos consideran esta división como un reencuentro del cristianismo con sus raíces. Los sacerdotes y obispos comprometidos con el pueblo comprendieron a éste como protagonista de su propia historia y ya no como objeto de ayuda o caridad.
Sin embargo, otros sectores de
Las premisas fundamentales de
Frei Betto explica: “Jesús hizo una opción por los pobres. O sea, Dios decidió encarnarse en Jesús, en una sociedad marcada por la desigualdad social (…) escogió nacer entre los pobres, como hijo de un obrero de construcción civil”, y con “un discurso que refleja los intereses de las capas oprimidas de su tiempo” enfrentó a las cúpulas de poder de su época. Es también desde esta óptica desde donde hoy se lucha contra la explotación y las desigualdades.
Al igual que Jesús, los curas tercermundistas lucharon por revertir la situación de pobreza y opresión de sus pares. Del mismo modo que él, también, fueron perseguidos e incluso muertos por llevar a la práctica aquel “amor al prójimo” que otros sólo proclamaban. Entendieron que la forma más coherente de impulsarlo era viviendo y luchando según el ejemplo de Jesús y no quedándose en la mera prédica.
Así, muchos de ellos fueron excomulgados y debieron desvincularse de
Desde este punto de vista la famosa frase de Marx “la religión es el opio de los pueblos” deja de tener validez (1).
Por el contrario, se transforma en una verdadera opción de cambio y compromiso.
La Teología de la Liberación rompe la lógica dominante, alienante y caritativa de
(1)Teniendo siempre en cuenta el contexto desde el cual Marx escribe, debemos recordar que la validez de una afirmación reside en su poder para explicar la realidad.
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