Teología de la Liberación






Pancho – Estudiante de Trabajo Social


¿Alguna vez te pusiste a pensar que tanto Videla como el Padre Mujica iban a misa, y que rezaban al mismo Dios? A simple vista resulta una incoherencia. Sin embargo, la única en lo único que difirieron fue en la lectura que hicieron de la religión.

La que hacía el Padre Mujica se basaba en la Teología de la Liberación, que entiende que la Iglesia debe optar por los pobres.

Este movimiento surgió a raíz del Concilio Vaticano II (1962-65), donde la Iglesia llamó a una apertura al mundo y a un acercamiento a la realidad social. Tres años más tarde, con la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín, el movimiento se radicaliza al enfrentarse con la situación de pobreza e injusticia que se vivía en nuestro continente. Actualmente, sus representantes más reconocidos son los brasileros Leonardo Boff y Frei Betto, oriundos del país donde mas fuerza tiene el movimiento.

A partir de aquí, se produjo un quiebre en la forma de entender a la pobreza y al pobre: lo que antes se pensaba como un problema individual, la Teología de la Liberación pasa a entenderlo como el producto de estructuras económicas, sociales y políticas, que no representan la voluntad de Dios.

Así surge por primera vez una propuesta radical de transformación social desde la religión. Los curas tercermundistas (así se llamó a quienes adhirieron a esta corriente de pensamiento) trabajaron la problemática de la pobreza a la par de los oprimidos. Por eso, muchos consideran esta división como un reencuentro del cristianismo con sus raíces. Los sacerdotes y obispos comprometidos con el pueblo comprendieron a éste como protagonista de su propia historia y ya no como objeto de ayuda o caridad.

Sin embargo, otros sectores de la Iglesia vieron en este movimiento un fuerte elemento subversivo y decidieron censurarlo, alegando que su análisis de la realidad se basaba en el marxismo. Cabe destacar que en ese momento, América Latina se encontraba bajo feroces dictaduras militares.

Las premisas fundamentales de la Teología de la Liberación son: la crítica al capitalismo como un sistema desigual e injusto, y la explicación de la pobreza a través del marxismo. Su clara opción por los pobres resultó en un trabajo en comunidades eclesiales de base como una nueva forma de Iglesia y en una relectura de la Biblia desde una óptica popular.

Frei Betto explica: “Jesús hizo una opción por los pobres. O sea, Dios decidió encarnarse en Jesús, en una sociedad marcada por la desigualdad social (…) escogió nacer entre los pobres, como hijo de un obrero de construcción civil”, y con “un discurso que refleja los intereses de las capas oprimidas de su tiempo” enfrentó a las cúpulas de poder de su época. Es también desde esta óptica desde donde hoy se lucha contra la explotación y las desigualdades.

Al igual que Jesús, los curas tercermundistas lucharon por revertir la situación de pobreza y opresión de sus pares. Del mismo modo que él, también, fueron perseguidos e incluso muertos por llevar a la práctica aquel “amor al prójimo” que otros sólo proclamaban. Entendieron que la forma más coherente de impulsarlo era viviendo y luchando según el ejemplo de Jesús y no quedándose en la mera prédica.

Así, muchos de ellos fueron excomulgados y debieron desvincularse de la Iglesia. Varios movimientos latinoamericanos fueron fuertemente influidos por esta corriente, por ejemplo el Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil y los Zapatistas en México, de la mano del Obispo Samuel Ruiz.

Desde este punto de vista la famosa frase de Marx “la religión es el opio de los pueblos” deja de tener validez (1).

Por el contrario, se transforma en una verdadera opción de cambio y compromiso.

La Teología de la Liberación rompe la lógica dominante, alienante y caritativa de la Iglesia tradicional, volcándose y comprometiéndose con el humilde para llevar a cabo la Salvación Cristiana también en la tierra.

Desde esta óptica se puede entender que tanto Videla como Mujica asistieran a misa, y que, con sus diferencias, rezaran al mismo Dios. Esto es, claro, hasta que el General decidió que el cura tercermundista debía ocupar un lugar en la lista de los desaparecidos.


(1)Teniendo siempre en cuenta el contexto desde el cual Marx escribe, debemos recordar que la validez de una afirmación reside en su poder para explicar la realidad.

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