Editorial

“El hombre es hombre, y el mundo es mundo. E

n la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación”

Paulo Freire

Iniciamos el año 2009 con varias novedades entre ellas la aparición de este boletín que vas a ver de tanto en tanto entre tus manos. Entre las diferentes motivaciones para elaborar el primer boletín de trabajo social no encontramos con la necesidad de dar una disputa “en el terreno de

las ideas” entendiendo que hoy transitamos una carrera que es parte de una universidad que se presenta ante nuestros ojos como órgano hegemónico de producción de conocimiento científico, que produce y reproduce determinada mirada sobre el mundo. Si bien es cierto que en algún que otro parcial nos encontramos afirmando que las instituciones son construcciones sociales y por eso mismo modificables. ¿Realmente pensamos a la universidad como el producto de una construcción social? ¿Quién “la construye”? ¿Será modificable?

Muchas veces llegamos a esta carrera con la intención de cam

biar las cosas, de transformar el mundo, de modificarlo, al menos

un poco. Siempre vemos la necesidad de transformar un mundo muy lejano a la universidad pero cuando se nos plantea el organizarnos por nuestras propias demandas, parece que la organización perdiera el poder que pensamos tiene en un barrio. ¿Para qué tanto lío?

Los trabajadores sociales estamos en contacto directo con las “consecuencias” del sistema y estamos “llamados” a varias cosas, entre ellas, llamados a fortalecer la ciudadanía (

¿?), a intervenir en la ejecución de políticas sociales pensadas muy lejos del colectivo profesional, a aceptar el trabajo mal pago u voluntario, porque se presupone que el trabajo social no es un colectivo de sujetos que al igual que la mayorí

a debe vivir de su salario.

Nos exigen que nos armemos los benditos marcos teóricos que se suponen “sostienen” nuestras intervenciones pero en el proceso de reforma de nuestro plan de estudios es escasa o nula la invitación a repensar nuestra formación. ¿Cuáles son las herramientas que realmente tenemos para construir esos marcos teórico-ideológicos? ¿Cuáles son las herramientas que actualmente nos brinda la carrera para pensar las políticas sociales desde los procesos sociales que las originan?

Elegimos para este boletín desarrollar dos temáticas sobre las cuales realizamos actividades el año pasado: la teología de la liberación y la educación popular. Las elegimos porque son dos ejemplos de cómo instrumentos de opresión pueden ser transformados en instrumentos de liberación. Ambos casos ejemplifican como aún en ámbitos como el religioso o el educativo, que en las sociedades actuales cump

len roles de conservación y reproducción ideológica del sistema, pueden también engendrar dentro de si mismos posiciones e individuos revolucionarios, que desde esas mismas concepciones busquen cambiar de raíz la fuente de las injusticias de hoy en día, que son las estructuras del sistema capitalista. A partir de estas experiencias es que creemos debemos retomar cada rincón en esta “batalla de las ideas” (que es una batalla política) porque por más reaccionarias e impenetrables que aparezcan ciertas instituciones ante nuestros ojos siempre pueden surgir ideas y prácticas contrahegemónicas

De esta manera, este boletín intenta ser un granito de arena que ayude a repensar y a desnaturalizar la realidad en la cual estamos inmersos, una pequeña contribución para el desafío de derribar las paredes entre las aulas, y entre las aulas y la sociedad, y porque no entre nosotros mismos.

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